
Wow. Wow. Wow.
Colores eléctricos relampaguean
como látigos de luz en mi cráneo.
La conciencia se expande y se tiende
hasta el horizonte
como una sábana onírica
de delgados recuerdos que serpentean
compartiendo el suave roce de su piel.
Wow. Wow. Wow.
Gotas gordas de semen multicolor
aterrizando como mártires
en la zona más fértil de mi lujuria.
Cumpliremos la orden reinante
de la espontaneidad.
Ya nunca jamás perderemos la frescura salvaje
de vivir cada día como si fuera el último.
Hablemos de lo que hablemos
estamos hablando de un concepto elástico
fácilmente manipulable.
Digamos lo que digamos
hay momentos en los que simplemente
estamos diciendo lo que decimos.
El coraje consiste en callarse el sufrimiento
hasta ahogarlo de silencio o escribirlo
al revés para empezar conociendo el desenlace.
Aflojá un poco la cuerda y respirá
la maravillosa felicidad de ser una nueva persona
que conoce y comprende por completo a la anterior.
Wow. Wow. Wow.
Es lo más elocuente
que se puede decir al respecto.
Este poema ya está empezando a tropezar.
Voy a ver si doy pie en el siguiente.
Ojos como planetas observadores
habituados al milagro de la vida
pero sin perder nunca
ese infantil sentido de novedad.
Piel de escalofrío que racionaliza
sensaciones abstractas haciéndonos usar
una forma de entendimiento
que antes no conocíamos.
La percepción del tiempo desplazándose
hacia afuera de las medidas estables
que nosotros le imponemos.
Y quizás ahora sí me despido definitivamente
pero lo dudo ya que es muy seguro.
Y quizás ahora sí empiezo a empacar
los conceptos y las imágenes que me sobraron.
Recicle sus emociones.
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