
Sol ausente. Luna fija y parpadeante en los ojos, enumera los obvios designios a los que me expone. Abrupta caída de besos, las sedas exiliadas de nuestras pieles añejas.
¿Adónde ir cuando somos el lugar y nuestra mueca es degradante? Mañas melodramáticas y hábitos de carne te encastran en mis escritos.
El amor se viste de corazón ocioso a la sombra de nuestras costillas.
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