
Siempre y cuando
pueda romper una silla contra una pared,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
pueda seguir orinando jardines ajenos,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
me arañes la espalda hasta sangrar,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
te monte mordiéndote el cuello,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
devoremos la vida hasta sentirnos enfermos,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
le demos crédito al primer impulso,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
me sienta cómodo al aire libre,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
se olviden de cerrar la puerta,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
tenga gritos que desnudar o silencios que vestir,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
nos rompamos el nombre y las fechas,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
nos traguemos todo el miedo,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
reeduquemos por completo los sentidos,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
los colores sigan latiendo con fuerza,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
no pueda censurar ni detener mi escritura,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
dejen de salvarme,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
la pérdida de la lucidez sea irreparable,
habrá esperanza.
Siempre y cuando
se nos despierte el cuerpo con la cabeza todavía soñando,
habrá esperanza.
Pero tengan en claro
que siempre y cuando haya esperanza,
dejará de hacernos falta semejante estupidez.
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