
Yo soy ustedes y viceversa,
como células de un animal llamado tierra.
Es así como siento el abrazo de tus piernas desesperadas,
la angustia existencial ya poblada de felices orgías
donde el miedo no existe.
Ustedes son yo y viceversa,
como sangre-sueño a la sangre dormida del latido.
Es así como siento la pacífica seguridad visionaria,
y me subo sin protestas al barco ensimismado
del olvido,
del absurdo,
de la nada.
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