
Maquillando cicatrices con máscaras insomnes.
Derramado como un muerto en territorios ajenos.
Olvidándome los ojos en disfraces recientes.
Expandiendo la conciencia como un hippie somnoliento.
De la mano con la fiebre
tomo notas del paisaje,
de los placeres que ceden
ante el lujo misterioso de la química.
Serpenteando en médula y carne.
Murmurando apenas la electricidad del verso.
Digamos que no sé lo que digo,
o digamos que callé pero lo dije.
Como un poeta.
Como un hippie.
Como un loco.
Como un payaso que se apaga
ante la lúcida tristeza de las verdades.
Ya no sé. Yo no sé. Nunca supe.
El poema se me enreda en el sentido
como un fúnebre bostezo
que olvidó el aterrizaje.
Hasta acá y por ahí pero me pierdo.
Hoy que los días pasan de largo
y el reloj se me derrite entre las manos.
Con el permiso de Dalí,
por supuesto.
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