sábado, 15 de agosto de 2009

CAPITAL



Era la capital eléctrica del ánimo humectante, aquel luminoso espumeo de la humana envoltura, el sudor conyugal y transportable como bocanada de musculoso ronroneo, carnal y tibio como el licor. Nosotros sabíamos que la vida no es para vivirla, que debíamos ser espacio cómodo y liberal para que la vida nos viva. Nosotros sabíamos.

Se amalgaman los sonoros gemidos

en la fugacidad del cardíaco pétalo.

Proceloso beso púbico que ambiciona sin

lindes, sin pausas, sobre

el céntrico gozo del espanto.

En cuanto digo nada la nada es todo.

Cuanto más pierdo más pérdidas

encuentro.

Nosotros sabíamos, y sin embargo

le dimos la espalda al conocimiento

(eso fue una forma de amar).

Sí, era la capital eléctrica

del ánimo humectante,

un placer que se mastica.

Nosotros sabíamos que cuanto

más nos llenábamos más vacíos

podíamos quedar.

Todavía lo sabemos.



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