domingo, 13 de mayo de 2012

LOS MANIQUÍES IDEOLÓGICOS DE LA CULTURA



Los maniquíes ideológicos de la cultura
                se tragan toda la estupidez mediática
y con ella fabrican sus absurdos panes de realidad.

Yo no soy mejor.

Los maniquíes ideológicos de la cultura esculpen
         frívolos hijos de maderita
a la imagen y semejanza
         de sus miedos irracionales.

Yo no soy peor.

Los maniquíes ideológicos de la cultura
    se esconden tras la falsa seguridad
de sus costosos escaparates.

Yo no estoy en venta.

Los maniquíes ideológicos de la cultura
       se hacen pis encima cuando de vivir
                                          se trata.

Yo tampoco fui comprado.

Los maniquíes ideológicos de la cultura
salen a trabajar con la cabeza gacha.
Después vuelven a sus casas con la madera cargada de odio
y golpean a sus hijos y patean a sus perros
     perpetuando su miseria
por no dejar de nombrarla.

Los maniquíes de la cultura desconocen que vivir
siempre es cuestión de vida o muerte.
Para sacar lo mejor de ellos siempre esperan a
                       estar entre la espada y la pared.
Se solidarizan sólo en las catástrofes.
Se esfuerzan sólo bajo presión.
Se superan sólo bajo amenazas de muerte
        y valoran lo que tenían sólo cuando acaban de perderlo
justamente por no haberlo valorado.

Los maniquíes de la cultura son ridículas momias de deseos
insaciables.
Nunca están satisfechos.
Ven el sol y sufren el calor.
Ven la luna y buscan un techo.
Empieza a llover y lo mejor que se les ocurre es faltar al trabajo y a la escuela
así después también podrán disfrutar de quejarse por haber sido despedidos
o culpar a todo el mundo de su escasa educación.

Los maniquíes de la cultura están enfocados en ver los defectos de los demás
como técnica infalible de sentirse un poquito mejor con ellos mismos.
Los maniquíes de la cultura están obsesionados con la opinión de los demás
sin saber que los demás están igualmente obsesionados con la opinión de ellos.
Es un círculo vicioso que los arranca del presente.
Es un círculo vicioso que los apaga de a poco
convenciéndolos de que todo está perdido
y nada vale la pena.
Y ya se sabe que más que ver para creer
hay que creer para ver.
La realidad no es más que el conjunto de cosas
de las que uno está realmente convencido.
No se puede ser rojo creyendo que se es azul.
Nadie jamás pudo hacer algo bien estando convencido
de que lo está haciendo mal.

Los maniquíes tienen precio en lugar de valor.
Tienen perezas en lugar de descansos.
Tienen miedo en lugar de adrenalina.
Tienen avaricia en lugar de ambición.

Los maniquíes ideológicos de la cultura ya no tienen voluntad
                                  de movimiento.
Sólo reaccionan espasmódicamente
de acuerdo a lo ven que hacen sus semejantes.
Por favor, digan basta.





3 comentarios:

  1. Buenas...llegué acá por sugerencia de un tal Santiago, y le agradezco la verdad. Esta metáfora? que hiciste es muy buena. Sigo leyendo...

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  2. viendo el vaso medio lleno opino que "un tal Santiago" es preferible a "el coso ese"

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  3. Frente a la incertidumbre de la existencia el individuo tiende a identificarse con las "certezas" de la masa..

    Me gusto. Un abrazo!!
    Y más charlas como las de hoy...

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