viernes, 31 de enero de 2014

*

A veces me siento tan desapegado de todo
que ando por ahí parecido a un fantasma,
o a un campo así lejísimo de noche,
o a un rojizo atardecer de almanaque.

Por ahí me siento tan maravillosamente nada
que me olvido mis egos por todas partes.
Dejo mi ego intelectual apoyado en alguna novela
festivamente anárquica.
Se me engancha y se me sale mi ego emocional
en algún verso dramáticamente estúpido 
de la adolescencia.

Y ando tan despistado que en vez de los fideos
meto en la olla mi ego corporal
condimentado con sus necesidades
y mi ego sexual condimentado con deseos.

Entonces me pierdo en la alienante
contemplación del vapor, sólo el vapor,
únicamente el vapor y mi inquietud
espiritual de trascender 
el maldito vapor.

Así que siempre es casi
porque casi siempre hay algo más.
Otra finísima capa mentirosa
prometiendo ser la última.

Más vapor.
Más vapor
que hoy almorzamos luz a los cuatro egos.



Miguel R. B.

*

Como un río veloz de milagrosas experiencias.
Como un pulso infinito en su fuga alucinante.
Como un ojo brillante ante los grandes misterios.

Como un cardíaco sol de luz escarlata.
Como una creación-creador-creado-creando.
Como una verdad bien abierta de piernas.

Como un animal y un loco y un poeta y un chamán.
Como un zentozoide en el óvulo de la nada.
Como estos versos que maquillan mi idolatrada locura.

Como un ser humano.
Como un hombre.
Como una criatura
sin más adorno
que estar siendo.



                              Miguel R. B.

jueves, 30 de enero de 2014

*

Recuerdo que el sol me llevó de la mano
hacia un patio repleto de luminosas delicias.
Recuerdo el fuego quemando todo lo innecesario
que había en mí.
Recuerdo el viento echando hacia la nada
las cenizas de mis más inútiles conceptos.

Después me nací como desde afuera,
observando impasible mi nacimiento.

Y cada vez que me siento mal
recuerdo que ya he estado (y estaré)
donde todavía no sé,
donde creo que saber
es antigua enfermedad.



                                    Miguel R. B.

jueves, 23 de enero de 2014

*

Nosotros que fuimos coronados por la bohemia
y habitamos por un tiempo en el caos
más fértil del catálogo.
Nosotros los duendes.
Nosotros los incurables cronopios.
Nosotros los fantasmas de nosotros.
Nosotros que le dábamos luz a las cosas
con la mirada.
Nosotros que empezamos a robar queso rallado
en el kiosco de la esquina
y terminamos robando vino en caja, champán,
cerveza y salames.
Nosotros que vendíamos los veladores y las garrafas
para comprar marihuana o merca o lo que sea
que nos ayude en el ritual 
cotidiano de sacudirnos tanta sombra
como perros mojados que se secan.
Nosotros que dejábamos que el arte crezca
a nuestro alrededor como una vegetación
de luces eróticas para el alma
y de pronto nos vimos en un nido
de poemas, pinturas y música jazz
que se perdía exhausta
en el silencio místico del amanecer.
Nosotros que nos vendábamos los ojos con bufandas
y meditábamos más de cuatro horas
mandando los pensamientos al cielo
metiéndonos las nubes en la cabeza.
Nosotros que nos prometimos el paraíso
y logramos construirlo a imagen y semejanza
de nuestros más poderosos ideales.
Nosotros que al no tener ningún rumbo
los teníamos todos.
Nosotros que al no tener ningún lugar
estábamos en todas partes.
Nosotros nosotros
como yo que continúo en ustedes.
Nosotros nosotros
como ustedes que siguen en mí.
Nosotros los unidos y separados por la misma vida.
Nosotros que como siempre
no pudimos resistir el placer
de romperlo todo y empezar de nuevo.




                                                            Miguel R. B.

*

Nos quitamos la piel,
los músculos y los huesos.
Empujamos nuestros nombres
hacia el olvido.
Con agua y jabón
nos borramos la memoria.

Le soltamos la mano a la esperanza 
y nos paramos con la sonrisa valiente
ante las grandes cosas inevitables.

Entonces no hubo más que un alma,
esa voluntad eterna,
esa intuición,
ese impulso apasionado.




                                     Miguel R.B.

domingo, 12 de enero de 2014

Y EL CORAZÓN ME COMIÓ LA CABEZA

Me abrigué con los espejos.
Me desnudé con las ventanas.
Y el corazón me comió la cabeza.
Salí hacia adentro con el afuera.
Entré hacia afuera con el adentro.
Y el corazón me comió la cabeza.

Fue como morder la arcilla fresca y húmeda
de una música para siempre nueva.
Fue como observar la coreografía de las niñas
que reinventaron el fuego frotando sus miradas.

¿Dónde termina la semilla?
¿Dónde empieza la planta?
¿Cómo sigue la flor?




                                   Miguel R. B.

domingo, 5 de enero de 2014

POESÍA

A veces entra por la ventana 
como una famélica asesina.
Suele irse dando un portazo
haciendo caer todos los cuadros
y todas las explicaciones.

Cultiva palabras en mi boca,
recita imágenes en mi mente
y recorre las ciudades
sacudiéndose el polvo del futuro.

Después, mientras la sangre gotea
de sus músculos colgados al sol,
se detiene en el breve descanso
de un punto final.



                                                                                      Miguel R. B.

jueves, 2 de enero de 2014

VISIONES

De regreso a la inocencia primitiva de mi cuerpo,
chapoteando en la orgiástica espuma de mi sangre,
anclado en la eufórica voluntad de mi destino,
como un ojo lúdicamente desnudo
rodando en las sedas sensibles del tiempo.

De regreso al fuego refrescante de los infiernos domésticos,  
alimentándome con el hambre cobarde de los otros,
teatralizando mi desnudez
mientras juego a atrapar
la sombra de los cuervos.

Qué profunda esta esencia.
Qué pacífica velocidad.
De regreso,
asomado a mis ojos,
no dejo de asombrarme.



                                       Miguel  R. B.