jueves, 23 de enero de 2014

*

Nos quitamos la piel,
los músculos y los huesos.
Empujamos nuestros nombres
hacia el olvido.
Con agua y jabón
nos borramos la memoria.

Le soltamos la mano a la esperanza 
y nos paramos con la sonrisa valiente
ante las grandes cosas inevitables.

Entonces no hubo más que un alma,
esa voluntad eterna,
esa intuición,
ese impulso apasionado.




                                     Miguel R.B.

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