viernes, 31 de enero de 2014

*

A veces me siento tan desapegado de todo
que ando por ahí parecido a un fantasma,
o a un campo así lejísimo de noche,
o a un rojizo atardecer de almanaque.

Por ahí me siento tan maravillosamente nada
que me olvido mis egos por todas partes.
Dejo mi ego intelectual apoyado en alguna novela
festivamente anárquica.
Se me engancha y se me sale mi ego emocional
en algún verso dramáticamente estúpido 
de la adolescencia.

Y ando tan despistado que en vez de los fideos
meto en la olla mi ego corporal
condimentado con sus necesidades
y mi ego sexual condimentado con deseos.

Entonces me pierdo en la alienante
contemplación del vapor, sólo el vapor,
únicamente el vapor y mi inquietud
espiritual de trascender 
el maldito vapor.

Así que siempre es casi
porque casi siempre hay algo más.
Otra finísima capa mentirosa
prometiendo ser la última.

Más vapor.
Más vapor
que hoy almorzamos luz a los cuatro egos.



Miguel R. B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario