lunes, 21 de junio de 2010

correspondencias (a yesi)




cuando tu piel empieza a ser mi caricia

cuando mi caricia empieza a ser tu piel

cuando tus labios empiezan a ser mis besos

cuando mis besos empiezan a ser tus labios

cuando tropezamos con el mismo asombro

y se nos derramó el corazón

volviéndonos partes inseparables

de la misma mancha








domingo, 20 de junio de 2010

domingo hermoso día (a yesi)




era domingo hermoso día hermosa vida etcétera

y nos encontramos a las siete en el pub shangai

como lo habíamos planeado en realidad sin hacer planes

el frío prematuro

de una noche prematura

de un invierno prematuro

nos besaba los huesitos con la suavidad de un aleteo


en cuanto la vi supe que mi cordura se dormiría al besarla

y que ese sueño tan delicioso sería nuestra libertad

la misma libertad con la que caminamos hasta la costanera

y nos quedamos observando

la luna y las luces del puente colgante

que temblaban en el río


entonces

como si ya la conociera de toda la vida

le pregunté si podía besarla

ella me dijo que no pero enseguida me entregó sus labios

demostrándome que toda la felicidad de un hombre

puede caber en una divertida y espontánea contradicción



martes, 8 de junio de 2010

ESPEJO RETROVISOR (CAPÍTULO 9 -Y ÚLTIMO-)



Aquel día encontramos una casa abandonada y nos metimos sigilosamente, estudiando las manchas y el desorden, sospechando con gran imaginación todas las cosas que podrían haber ocurrido bajo ese techo. La decoramos con todo lo que habíamos sacado de la vieja Escuela Normal que en ese entonces acababa de mudarse a un nuevo edificio. Pegamos enormes mapas en las paredes y armamos una mesa con tablas y cajones sobre la cual pusimos una bandera argentina como mantel. En una esquina de la mesa acomodamos los papeles, los formularios, los boletines y las hojas sueltas de lo que alguna vez fue un libro de física cuántica. En otra esquina pusimos un vaso de plástico con todas las biromes y los lápices. Ese iba a ser nuestro secreto, la sede de nuestro club, el centro principal de nuestras reuniones. Entonces nos sentamos alrededor de la mesa y empezamos a dibujar sobre la carilla en blanco de lo que alguna vez fueron importantísimos papeles del sistema educativo. Todo era lo que alguna vez fue pero ya empezando a ser otra cosa. En definitiva “siendo”, que es el tiempo verbal que más simpatía y confianza me produce. O algo así como un accidente fetal. En la mayoría de los casos todo se reducía a ser un accidente fetal: empezar a crecer sin tener idea del juego en el que te estás metiendo, y quizás el resultado de ese juego es encontrarle el sentido cayendo en la cuenta de su ausencia. Pero esto sólo puede ser decoración o una manera egoísta de dibujar planos emocionales. Lo que digo es que la palabra nunca tendrá la razón porque la razón es otra palabra. Por eso nunca me apego a ningún plan. Por eso nunca construyo muros de sentido lógico. La vida es crecimiento espontáneo: o sabés improvisar o no sabés una mierda.


Pusimos el sapo patas arriba sobre la mesa, justo sobre el lúcido sol de nuestra querida bandera argentina. Entonces Gabriel sacó el tramontina y lo abrió de punta a punta mientras yo revolvía sus tripas con un palito, separando y estudiando, clasificando y concluyendo. Era un sapo. Después fue un sapo muerto y destripado y para el final de la tarde ya era un sapo completamente vacío. Así pasamos nuestro primer y último día en aquel club de selectos amigos íntimos. Fue demasiado pronto que compraron el terreno y demolieron las construcciones. De todos modos nos hubiésemos aburrido enseguida. No hay que encariñarse con los hechos y situaciones porque los hechos y situaciones son cosas en constante movimiento y transformación. O mejor dicho es bueno encariñarse cuando se tiene el conocimiento de eso y se sabe comprender que su encanto existe sólo en relación a su fugacidad.


El club de los niños terribles duró sólo un día pero en la infancia los días parecen ser más largos. Tuvimos el tiempo suficiente para conocernos más y lograr que la imaginación de cada uno funcione sólo en relación a la de los otros. Ese es el vínculo que más me gusta de la amistad, lo que hacía que los juegos más simples se vuelvan interesantes, un lugar en constante metamorfosis donde la única causa era la intuición.



domingo, 6 de junio de 2010

ESPEJO RETROVISOR (CAPÍTULO 8)



Ya había anochecido y estábamos tirados en la plazoleta mirando las estrellas.



-Las estrellas podrían ser huequitos de la casa de dios –dijo alguien con la voz empezando a perderse en un bostezo.
-Y esa medialuna es que se olvidó la luz del baño prendida y la tapa del inodoro a medio cerrar –concluí justo cuando desde la puerta de mi casa mi mamá me gritaba que vaya a bañarme de una vez por todas. Pero ¿si me baño de una vez por todas no quiere decir que ya nunca más tendré que bañarme? La realidad no es la palabra realidad ni la explicación de lo que significa la palabra realidad y ni siquiera la quizás innecesaria necesidad lógica de inventar ese concepto. En realidad la realidad es una ilusión pero no se hagan ilusiones porque no es nada fácil descubrir el truco.




jueves, 3 de junio de 2010

ESPEJO RETROVISOR (CAPÍTULO 7)


Ya todos le habíamos robado algunas muñecas a nuestras hermanas. Entonces las desnudábamos y las colgábamos boca abajo contra el muro del patio. René le había sacado el aire comprimido a su viejo. Y aquella tarde la pasamos llenando cabezas de goma con rápidos y rabiosos balines. Era una forma de entrenarse para el futuro salvaje y desquiciado que tanto nos prometía el cine y la televisión. Zapping si no te gusta. Zapping si no entendés. Zapping hacia lo fácil cuando zapping porque es difícil.


Recuerdo que un día atrapamos un pajarito y lo cortamos a la mitad haciéndolo pasar entre el plato y la cadena de mi bicicleta. Recuerdo que Cecilia le robó una jeringa a su madre que era enfermera, y ahí nomás la cargué con mi propio orín y se lo inyecté todo en la espalda a un enorme sapo. La pobre criatura comenzó a saltar como si estuviera poseído y luego murió con su pálida panza apuntando al cielo. En todo niño habita un asesino. Zapping si no te gusta. Zapping si no entendés. Zapping hacia lo fácil cuando zapping porque es difícil.


Aquel día saltamos el alambrado y empezamos a caminar hasta perdernos en el medio del monte. Después armamos una choza con lo que teníamos a mano: cañas, ramas y hojas de todo tipo. El olor a monte es un olor maravilloso que no se olvida. Adentro de la choza tiramos un cuero de oveja que habíamos traído y sobre él nos sentamos y empezamos a afilar la punta de nuestros palos de escoba. Éramos verdaderos guerreros. Éramos verdaderos indios. Éramos realmente salvajes y seríamos verdaderos héroes. También éramos niños pero ese era un detalle que no nos importaba. Más que algo para preocuparse el hecho de ser niños nos parecía una enorme ventaja contra el resto de la humanidad. Aunque quizás me equivoco porque no había ninguna guerra contra la humanidad. Aquello era una guerra simbólica contra los símbolos, contra los muros mentales del idioma, contra los campos minados de convenciones culturales que destruyen las piernas del espíritu. Zapping Zen y percibir los cambios de canal como una unidad hipnótica en constante crecimiento y mutación.


Entonces cayó la noche y empezó a caer la lluvia que hizo caer la choza sobre nuestras cabezas que cayeron en la cuenta de la situación. Estaba descalzo y sin remera y cuando el viento sopló sobre mi cuerpo mojado se me puso toda la piel de gallina. Fue una sensación agradable: estar a la intemperie y salir corriendo con desesperación hacia cualquier lado. Y así hasta llegar a nuestras casas sabiendo muy bien que al llegar nuestros padres nos iban a re cagar a pedo. Pero las familias felices estaban reservadas para los comerciales de juguetes o promociones de fiestas navideñas. Acá a la mayoría de los pibes los envolvieron en toallas gastadas y los secaron a los cachetazos haciéndolos sentir la miseria más miserable de sus miserables vidas. Putos niños. Siempre rompiendo las pelotas. Cosas así nos repetían todo el tiempo. Pero bueno, eran sólo adultos. ¿Qué podíamos haber hecho? Me puse a mirar dibujitos y a tomar leche chocolatada, tranquilo y sin abrir la boca, haciendo buena letra hasta la próxima ocurrencia irresponsable.





miércoles, 2 de junio de 2010

ESPEJO RETROVISOR (CAPÍTULO 6)


Escucho voces y siento su plasticidad anónima. Son vagos susurros de un tiempo lejano, futuro, paralelo. No importa lo que diga. No importa de qué esté hablando. Pongo una oración cualquiera y la dejo crecer sin plan y sin propósito, por pura acción de su propia espontaneidad. Lo demás es contemplación e inefable conocimiento. Lo demás no es lo que sigue. Lo demás no es lo que estuvo antes. Lo demás está siendo. Ahora mismo.