Escucho voces y siento su plasticidad anónima. Son vagos susurros de un tiempo lejano, futuro, paralelo. No importa lo que diga. No importa de qué esté hablando. Pongo una oración cualquiera y la dejo crecer sin plan y sin propósito, por pura acción de su propia espontaneidad. Lo demás es contemplación e inefable conocimiento. Lo demás no es lo que sigue. Lo demás no es lo que estuvo antes. Lo demás está siendo. Ahora mismo.
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