viernes, 26 de febrero de 2010

SITUACIÓN




Soy un discurso que acelera su cauce en función de un sentido suicida. Hay días en los que mi estado biológico se vuelve metáfora del verbo: maquinaria nocturna que prostituye la blanca violencia de mis papeles, su textura vaginal que alucina úteros a cada paso de la voz.


Ahora la belleza insinúa un terror que de pronto parece licuar la falsa solidez de la cordura. Los muros se apresuran en ganar el cielo mientras los telones caen dejándonos del otro lado.


Él se saca los zapatos. Él enciende el ventilador. Él pone un poco de música y se acuesta sobre la cama. Él ya no quiere dormir, las líneas serpentean como lombrices ansiosas en el interior de su cráneo.


La cotidianeidad de los escenarios. Es como si fuéramos el aburrido auditorio de nuestra propia comedia.


La ausencia de sus ojos o la oscuridad de la noche.

La ausencia de su voz o la música en suspenso.

Una cita que falla

y un hombre que sufre

en la brevedad del poema.


Él estuvo solo durante toda la noche. Él miró televisión hasta quedarse dormido sobre el sofá.


Mañana (por hoy) escribirá algunas líneas.




jueves, 11 de febrero de 2010

ESQUIRLAS DE ROSTRO ANTE EL ESPEJO IMPECABLE (ÚLTIMA PARTE)




*

yo angustioso fuego incapaz de soplarme irónico frío íntimo dador de calor leña acodada en la barra querosén soy humo subterráneo y vos límpida nube he ardido en aquel sueño donde embarrados violines definían el semblante de una vida sin rieles do-re-mi-fa-sol-la-si-yo bemol y es que estoy tan adaptado a la órbita a los vértigos de las huellas o sombras o ecos arráncame de un tirón estas sucias palabras parpadeos poéticos que me cuestan tantos cigarrillos te lo digo aunque sé que no se puede hacer nada al respecto uno es lo que es y será si es que fue puro verso mi amor puro verso y yo acá alegremente difunto cuando te escribo puro verso mi amor puro verso


*

sin los nítidos espejos de tus ojos

ya no hay imagen que ose entrar en mí


sin las caricias musicales de tus manos

estoy epidérmicamente sordo


sin tu graciosa nariz altiva

las fragancias me son indiferentes


sin los pétalos carnosos de tus labios

mi boca sangra en las espinas del tallo


sin tus oídos repletos de melodías

mis oídos se desafinan de súbito


y sin tu corazón

cómo es posible

que te pueda seguir amando?


*

Los barrotes de la prisión corpórea:

marmórea posibilidad

ante el plumífero esfuerzo.

Retuerzo mi edad hasta ser

póstumo feto:

decreto llegado de inversa

bóveda sideral.

Las ventanas oculares presentan

trágicos paisajes.

Salvajes pinceladas nerviosas,

desencuentro de colores

transeúntes.

Me alejo de la prisión

quedándome adentro,

al centro adherido.

Instale distancias

en mi propio envase.

Demasiado tarde

supe que yo mismo

(ego-sismo)

era la llave.


Los barrotes de la prisión corpórea:

marmórea imposibilidad

ante la arcaica negligencia.


*

me acompaña la falta de compañía

lo peor de la soledad

ésta que dura demasiado

es dejar de estar solo

y saber que estoy conmigo


yo cóncavo y convexo

yo envoltura que me envuelvo

dejando un vacío-yo

doblemente enjaulado


llueve fértil tierra sobre mis difuntas raíces

el vino no acompaña

se suma al velorio del estómago

el humo no acompaña

humea en la soledad pulmonar

invisible como estoy

transparente

ven lo que hay más allá de mí

todos quieren ir más allá

todos chocan conmigo

sin saber con qué se chocan


miguelé miguelo miguelando

miguelaré trágicamente

trágicamente

mente trágica

trágica-mente


*

me duele el espacio

donde antes había infancia

me duele la infancia

donde nunca hubo alegría

me duele la alegría

que nunca fue


*

siempre hay un poema

aunque ese poema sólo diga:

siempre hay un poema








miércoles, 3 de febrero de 2010

ESQUIRLAS DE ROSTRO ANTE EL ESPEJO IMPECABLE (SEGUNDA PARTE)




Róseos labios habitados de besos que sean capaces de contener el silencio espinoso, reduciendo el fulgor poético a un gesto íntimo y correspondido.

Alargados ojos profundos que operen como espejos de mis elogiables esquirlas.

Ondulada catarata capilar que descienda entre mis dedos sin violencia y con espuma.

Curvas maduras de carnal fruto que sepan caer a tiempo, prometiendo semillas en la ceniza del deseo-fénix.

Fuego perpetuo dirigido

a la vida: línea de pólvora

con anónimo horizonte.

deseo anhelante anhelo deseoso

monstruoso

en celo

punzante

anhelo deseoso deseo anhelante


*


Soy el huésped lacerado de la imposibilidad de desplegar una escritura convincente. Quisiera un párrafo que me convenza de lo poético como espada o al menos como escudo.


Ahora es que siento como una náusea carente de vómito, una náusea espumosa que se falsea a sí misma, pues no tiene sustancia ni lugar físico, es niebla sobre niebla que no deja ver la niebla, es náusea-palabra, náusea-expresión frustrante.


Desgraciadamente poético y poéticamente desgraciado. Alimentarse de arena y clavos para defecar mariposas imaginarias: aletear inútil para mi ego de carne y hueso.


De todas maneras, continúo.


*


Entre paréntesis y al margen de lo que se representa con palomas y corazones: pacífico desplegar alas entre nubes, cardíaco sentimiento de alguien que se adjunta.

Turbulento ser verdugo de los cotidianos espejos: yo-acá se suma a yo-ahí. También aparece un tercero que se sitúa entre los dos pares de ojos: yo-en-otro-idioma que parte de un prólogo con destino a un epílogo, ambos escritos en mi lengua natal (yo).


Idiota distancia auditiva de aquella voz que sale de mi boca: río ignoto que fluye en su propio cauce tan ajeno. Ego: olla de oro al final del arco iris, línea del horizonte ante ambicioso equilibrista.

Al cobijar mi abrupta queja, por favor operen con máxima precaución: mi manso ronroneo es paralelo a mi feroz rugido. Igualmente no usen botas muy pesadas: temo que mi arrastrar-descalzo se torne incómodamente notorio (barrote).


Me sintonizaron un tango ojeroso vestido de lágrima, justo cuando mi ánimo torpe acentuó su adjetivo. Y así quedé: escudo de algodón ante lluvia horizontal de magma, burbujeando sobre el fuego de esto que me nombra (yo).


Por favor, tómense todas las precauciones, háganlo con extremo cuidado, este cadáver tiene un sismo de carne en el tórax. Toda la nada. Nada de todo. No hay palomas y no hay corazones (barrote).


Ergo ego: latidos en la cárcel (candado).


b y b y b

a o a o a

r y r y r

r o r o r

o y o y o

t o t o t

e y e y e

s o s o s


*



Música-aurora cerrada por duelo.

La arcaica quietud de mi

imagen acústica se desgaja,

ahí, en las sublimes

turbulencias del terror.

Barnizado jugar

cual infante en los bordes

hambrientos del féretro.

Hun

dir

me

y apenas asomar la cabeza.

Palpando lo pálido.

Árido y llegando.

Convulso en lo oscuro.

Torturo el buen pulso.

Vivir al filo

del último desastre.

Sin embargo,

ya sangrando por el caos secular.

Mis huéspedes músicos están de luto,

con solemnes máscaras

de sombra: enemigas de la lucidez.