La
creación se despliega como un aletazo de doble filo.
La
creación se desenvuelve como una alfombra roja
que
invita por igual a pies descalzos,
zapatos
o pezuñas.
La
creación es un manto de proyecciones mentales
para
cubrir todas esas cosas que tiritan de vacío,
para
cubrir la nada con la invención de la nada,
para
cubrir el todo
con
el descubrimiento de la unidad.
La
creación hace brotar toda su infinita fauna,
estira
sus árboles hacia el sol,
se
infla en el aire
formando
nubes y sublimes paisajes
que
lloran para nutrir su tierra.
La
creación se mira a sí misma
y
se admira y se asombra
con
nuestros propios ojos.
Nuestros
ojos son espejos
donde
todas las mañanas
ella
peina su místico orgullo
y
su inefable belleza.
Cada
ser humano es una apertura de su conciencia,
un
poro de su piel, un glóbulo enloquecido
que
fluye en el río cuántico
de
su sangre burbujeante.
Y
así como la vela que se apaga enciende la oscuridad,
todos
nos suicidamos con la vida
para
darle nacimiento a otros muertos,
a
otros universos que todavía
no
sabemos imaginar.
Miguel R. B.
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