Ven, dulce locura, y posee mis
sentidos.
Muérdeme con la violencia de tu
alegría.
Ven, dulce locura, y despierta lo
dormido,
inunda mis venas con salvaje
osadía.
Cuando era niño te amaba con
inocencia.
Ya más grande te busqué en todas
las sustancias.
El ego me creció con todas sus
dolencias.
Ven, dulce locura, y devuélveme a
la infancia.
Ven, dulce locura, destruye las
barreras
que pone la mente entre el afuera
y adentro.
Medita en mi interior volviéndome
una esfera
después de ubicarme en mi más
profundo centro.
Sé que llegarás cuando ya no esté
a la espera,
ya cuando abandone la búsqueda de
todo.
Ven, dulce locura, suelta todas
las fieras.
Ven con la libertad, tu hermana,
codo a codo.
Vengo cansado de la idiotez del
entorno,
los seres oscuros que están fuera
de foco.
Y déjame decir “todo me importa
un corno”.
Y déjame gritar “por fin me he
vuelto loco”.
Miguel R. B.
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