Pienso en tus ojos
y son dos faroles distantes
que no me dejan dormir.
Imagino tu boca
y es un mar de ausencia
que me traga tristemente.
De a pequeños sorbos
me emborracho con la madrugada,
buscándote como un ciego
mientras el corazón
se me enfría en las manos.
Mi deseo de vos es un fantasma
que asustó a todos mis niños
y dejó la casa sola.
Pienso en tus ojos
y son dos faroles distantes
que no me dejan dormir.
Miguel R.B. 02/03/2013
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