sábado, 28 de diciembre de 2013

CASTILLO DE NAIPES


Mi sueño es el instinto de la curiosidad manchándose las manos.
Mi sueño es de ojos abiertos que vagan mareados como faroles
por la superficie de un mar que parece repetirse.
Mi sueño no me engaña porque de pronto un iceberg,
una isla,
un náufrago dibujando un nuevo idioma en la arena,
un barco grande como la luna que se hunde abrigado de gritos
en la fría noche infinita.

Para el arte no existen los desiertos porque lo puebla todo
con sus imágenes que brotan desde ese origen olvidado a fuerza de vida.
Para el arte no existe el arte porque se sacude esas palabras
como un perro mojado que es fiel al siempre anónimo impulso original.

Entonces la nada se convierte en algo:
una palabra, dos consonantes, dos vocales repetidas…
Me cuelgo un poco y dejo elevarme un instante por el sentido.
Sólo para el placer de soltarme
y volver a caer en el derrumbe silencioso de un castillo de naipes.

Mi sueño me sacude de los hombros para despertarme
pero en cuanto abro los ojos somos uno de nuevo.



                                                                                                 Miguel R. B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario