Mi
sueño es el instinto de la curiosidad manchándose las manos.
Mi
sueño es de ojos abiertos que vagan mareados como faroles
por
la superficie de un mar que parece repetirse.
Mi
sueño no me engaña porque de pronto un iceberg,
una
isla,
un
náufrago dibujando un nuevo idioma en la arena,
un
barco grande como la luna que se hunde abrigado de gritos
en
la fría noche infinita.
Para
el arte no existen los desiertos porque lo puebla todo
con
sus imágenes que brotan desde ese origen olvidado a fuerza de vida.
Para
el arte no existe el arte porque se sacude esas palabras
como
un perro mojado que es fiel al siempre anónimo impulso original.
Entonces
la nada se convierte en algo:
una
palabra, dos consonantes, dos vocales repetidas…
Me
cuelgo un poco y dejo elevarme un instante por el sentido.
Sólo
para el placer de soltarme
y
volver a caer en el derrumbe silencioso de un castillo de naipes.
Mi
sueño me sacude de los hombros para despertarme
pero
en cuanto abro los ojos somos uno de nuevo.
Miguel
R. B.
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