sábado, 11 de agosto de 2012

INEFABLE ENERGÍA ABSOLUTA


Este puñado de energía que electrifica
a voluntad la música de mis latidos.
Este cauce de fuerza anónima
que esculpe la estatua de mis músculos.

Quizás volverá algún día a esa intemperie ciega
tan cerrada a los sentidos como abierta a sus límites.
Sombra cómplice que le da pan a la luz
o noche que empuja el alba hacia el horizonte.

Este impulso de sangre dibujándome las venas.
Este pulso de tambor en el ritual de mis sienes.
Esta alegre violencia de vivir y vivir
para la paz orgiástica de una muerte impredecible.

Este nombre absoluto que cae como piedra
en la boca del silencio que es agua que es espejo.
Supongo que se irá a concluir en su principio,
inflándose de infinitud que se contiene a sí misma.

Esta elástica energía como piel de un abrazo
que resiste mi expansión hacia el aire gigante.
Esta súbita existencia extasiada que al parpadear el alba
me arranca, de un salto espasmódico, la somnolencia.

Alguna de estas noches, tal vez, coincidan nuestros idiomas.
Tengo toda mi fe puesta en la inefable energía absoluta,
el combustible de mi esqueleto, la que hace cantar a los pájaros
y ladrar a los perros y arder la rubia melena del sol.

Esta dócil inspiración de fuego dulce
que me esculpe jeroglíficos en la esquemática
dureza del pensamiento. Cuánto heroísmo
y belleza en el inevitable esfuerzo de la búsqueda.

Esta pequeña vida mía, pieza del gran rompecabezas,
que me apasiona y me espanta y me envejece.
Se mudará, quizás, hacia algún dinosaurio
que mirará desde lejos nuestro planeta apagado.


                                                                           Miguel R. Benitez
                                                                           07/07/2012

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