domingo, 26 de julio de 2009

MARIANA SE AFEITABA LAS PIERNAS SÓLO A LA LUZ DEL SOL


Y bueno, hace rato que me suicido en defensa propia y soy fiel partidario del autocanibalismo emocional. Y bueno, después de todo qué tiene de malo pasar tres días encerrados en un asfixiante cuarto de hotel. Y bueno, Mariana se afeitaba las piernas sentada en el borde de la ventana. Y bueno, en sus muslos yo vi algo que tendría que haber visto en sus ojos pero ya está y ahora voy a tener que decir que me enamoré a primeros muslos. Y bueno, me erotiza ver un muslo por el que pasa una máquina de afeitar amarilla. Y bueno, ella se afeitaba contra la ventana y los pelitos caían iluminados cada tanto por las últimas luces del sol vespertino. Y bueno, de golpe ella cruzó las piernas y pude ver la desnudez de su sexo que se esponjaba bajo la sombra de su pollera blanca. Y bueno, me le acerqué y le metí un dedo en la vagina como quien le saca el pelo de la cara a su doncella. Y bueno, quién puede meter un dedo sin sentir la amorosa necesidad de meter otro. Y bueno, ella sujetó mi miembro erecto con sus cálidas manos y se lo llevó a la boca mientras me miraba con todo el amor que puede entrar en un par de ojos verdes. Y bueno, yo me acosté en el suelo y ella siguió mis pausados movimientos apretando apenas la punta de mi glande con sus carnosos labios. Y bueno, su ondulada cabellera rubia me hacía cosquillas en el vientre y en los muslos. Y bueno, poniendo mi mano sobre su nuca y ejerciendo un poco de fuerza le demostré que toda la carnalidad desesperada de mi amor entraba en su boca. Y bueno, ella hizo una arcada que me pareció musical y yo le permití tomar un respiro. Y bueno, después de demostrarle que la lengua no es sólo para hablar me decidí a demostrarle con un amable empujón que el ano no es sólo para excretar. Y bueno, su delgado cuerpo se llenaba de gemidos porque yo le tapaba la boca con la mano izquierda. Y bueno, después de un rato cambiamos de pose y mi miembro entró en ese montoncito de carne rosada que parecía un corazón flechado por cupido. Y bueno, Mariana ahora sí podía darse el lujo de gritar porque mis manos estaban entretenidas con sus voluminosos pechos. Y bueno, después de un rato y ya con el pene a la intemperie la abofeteé como todo un caballero y le indiqué que vuelva a introducir mi miembro en su boca. Y bueno, aparte de demostrarle que la lengua no es sólo para hablar le demostré que el semen no es sólo para producir hijos. Y bueno, me sentí orgulloso al creer escuchar que las burbujas de mi esperma estallaban como pompas de jabón adentro de su garganta. Y bueno, ella se fue hacia la ventana para continuar afeitándose las piernas. Y bueno, cada vez que se pasaba la lengua por los labios me sonreía y con una voz que parecía salir de una burbuja me decía que me amaba. Y bueno, como ya era de noche no pudo continuar afeitándose las piernas. Y bueno, entonces se enojó conmigo y abandonó la habitación dando un portazo. Y bueno, qué le puede importar eso a un tipo tan despreocupado que se limita a decir “y bueno”. Y bueno, los pelos crecerán y el sol volverá a iluminar este asfixiante cuarto de hotel. Y bueno.

1 comentario:

  1. Siempre me gustó este... No leíste nada de Houllebecq? Quizás te guste.. Te recomiendo "Ampliación del campo de batalla", o "Plataforma"..

    Un abrazo, Miguelo!

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