sábado, 25 de julio de 2009

INVITACIÓN AL DELIRIO


Esto, definitivamente, es una invitación al delirio. Lo que propongo es librar la imaginación de cualquier atadura conceptual, o en el mejor de los casos, sobrecargarla de conceptos hasta que cada uno tenga que esforzarse para resaltar, exagerando así sus atributos, amplificando sus voces, resonando como algo mejor de lo que en realidad es: un tipo que no puede parar de maquinar ideas, de sustituir la realidad por otra más conveniente, más a la moda con su vulgar y divagante forma de ver el mundo.

Digámoslo de otra forma: o sabés improvisar o no sabés una mierda. En la vida real no hay ensayos, segundas tomas, arreglos de estudio o versiones remasterizadas. Y eso es lo que hago: inventarle un pasado a la primera palabra que escribo para que desde el presente que le doy pueda tener un futuro propio que yo mismo desconozco. ¿O acaso pensabas que un tipo como yo va a quemarse las pestañas pensando "seriamente" las cosas que escribe? No me parece, porque esto no es un trabajo, es una necesidad, un divertimento mental, una digestión psicológica de traumas bien disfrazaditos.

Escribir cualquier palabra. Por ejemplo la palabra "elefante". ¿Qué pensamos cuando vemos esa palabra escrita? ¿Qué imágenes aparecen en nuestras cabecitas? Podría ser algo sobre la buena memoria, algo sobre áfrica, algo sobre la selva, algo sobre un circo en una selva en el medio de áfrica que lucha para que su legado artístico quede en la buena memoria de su gente. Y así animarse a seguir hablando, aceptar la invitación al delirio, olfatear la tarjeta de entrada, sentir las letras en relieve que dicen "intemperie del sentido", dar el primer paso y aceptar esa copita, ese dulce licor de cianuro que nos revelará el misterio de los misterios. Porque no sé ustedes, pero si me encuentro a la muerte por ahí, yo la invito a bailar un tango.



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